¿Buenas! ¿Cuántas veces intentamos una misma cosa sin éxito? Yo aún intento
levantarme todos los días y encontrar algo nuevo por lo que seguir. Acompáñenme...
Haré el mejor esfuerzo.

viernes, 23 de octubre de 2015

Lento segundero

anda el tiempo despacio,
en tu ausencia
fugaz presencia
un torbellino emocional

y te vas antes de llegar
y yo no puedo evitar
retratar el borrón
y liberar mi imaginación

Pero tu estás
en todo, en todas partes
nos comunicamos
a nuestro modo...

y sé, yo sé
que me pensas
que me sentis
como el sol

es un calor que no aturde
dulce somnolencia
que acompaña  las noches
sin abrazos...

es una sensación efimera
encapsulada en el tiempo
para sobrevivir
la eternidad...

es volver a estar juntos
lejos, lejos
pero juntos
en una misma mirada

en un cielo cósmico
en un silencio ritual
en un acto de complicidad
en otra forma de amar.

jueves, 15 de octubre de 2015

Nosotros y ustedes

Hemos perdido. Lo hemos hecho hace mucho y solo hoy somos capaces de decirlo. Ustedes han ganado y solo sentimos vergüenza por eso. Fue eso lo que nos cegó y nos llevó a actuar de manera errática. Algunos siguen luchando una guerra que terminó hace mucho. Una batalla que ya no tiene sentido combatir. La hemos “perdido”, pero no todos pueden lidiar con eso, darse cuenta. Ya no somos mayoría, ya las apariencias no alcanzan, las tácticas y tretas de antaño perdieron toda su eficacia. Cambiar, adaptarnos, es primordial para nuestra supervivencia.
Aqui, yo me separo del resto, me paro a explicar que nunca he combatido. Nunca entendí el motivo. 

Hoy los molinos de viento son otros, el escenario de guerra es nuevo, es virtual, urbano, es distinto. Los dinosaurios que hay que extinguir ahora son solo escenografía a la cual hay que acercarse con las manos extendidas para tocar, ver que no son reales y tirarlos abajo. La guerra es interna, propia. Del corazón y sus acciones. De la mente y sus prejuicios. De las ideas arcaicas que debemos jubilar de nuestros cerebros. Hoy la batalla es despertar todos los dias y no olvidarlo. De crecer, pero en la dirección correcta, en la que nos lleve a explorar la totalidad de nuestras posibilidades.

Ustedes han ganado. Aunque no lo crean. Pero no festejen. No es tan fácil. Ustedes lo han hecho con su propia fortaleza, lo sabemos. No lo admitimos, pero todos lo sabemos. Ustedes lo han hecho porque desde el principio esta batalla estaba destinada a terminar así. Lo han hecho porque lo descubrieron y tuvieron el valor de decirlo. Nosotros hemos perdido porque ya lo sabiamos, pero no queriamos admitirlo. Hemos perdido porque decidimos pelear. Pero no porque creyéramos en nuestra lucha, solo porque queríamos ganarles. En el fondo siempre supimos que somos iguales a ustedes, pero diametralmente distintos. Que son iguales, que no son objetos, que no son inferiores, que son personas. Que quizás sean y siempre hayan sido mejores que nosotros. Que debemos admirarlas y no repudiarlas. Que enseñar y aprender son una misma cosa.

Yo me siento orgulloso de haber perdido. Siento que en el fondo todos estamos ganando. Que ustedes lo saben y nosotros de vuelta no lo queremos admitir. Que su lucha no es tal, no es oposición, su lucha es para llevarnos a algo mejor. A lo que debería haber sido siempre así. A entender eso que se nos escapa todo el tiempo y que nos impide dejar de pelear. Estuvimos mucho tiempo con aparente calma, pero intranquilos por dentro. Nunca controlamos la situación, solo fingimos que lo haciamos. El papel nos quedaba bien y luego lo adoptamos como identidad. Fuimos inteligentes, evolucionamos nuestra interpretación hasta el punto que nos lo creimos como una verdad universal e inamovible. Concedimos entonces algunos favores para con ustedes, otorgandoles algo que nunca nos perteneció. Repartimos algunos derechos, palabras vacias de comprensión y unión. Contuvimos las batallas crudas bajo la superficie, ocultas a vista de todos, para que nadie las descubriera ni ventilara. El pudor, la vergüenza y el temor fueron las armas utilizadas para este cometido. Pero ya están obsoletas, ya no sirven. Ya todos lo vieron y nadie puede callarlo, aunque lo intente.

No tengo quizás el derecho de aconsejarlas, porque no me lo han pedido. Pero de todos los atrevimientos que el genero se ha tomado para con ustedes, el mio, espero sea el menor, al brindarles esta recomendación: No sean como nosotros. No nos opriman por rencor, por las heridas que en el alma no sanan tan fácil. No nos odien, aunque lo merezcamos. No nos aborrezcan, no se conviertan en el monstruo que hemos sido. Vuelvan a demostrarnos que hay algo superior a eso, que las cosas pueden ser de otra forma. Dennos lo que nosotros no les hemos dado nunca: la dignidad y el respeto que debe tener una persona para con otra.

En estos frentes no he combatido, por lo menos de manera conciente al intentar descubrir las razones de esta disputa. Me lo han pedido, me han solicitado que defienda la causa, de buenas y malas maneras. Pero no he cedido, hasta ahora. Este es mi ataque, esta es mi postura. Esta es la primera y última acción bélica que desarrollaré en esta guerra de sexos, humanidad, derechos y falta de respeto concensuada y sostenida en el tiempo.

Hemos perdido, ellas han ganado. Pero la victoria es para todos. Toda guerra tiene alguien que se para a pedir paz, como un loco al que nadie quiere escuchar. Espero haber engañado suficiente a su intelecto para lograr que lo escucharan, esta vez

Ustedes Mujeres, nosotros Hombres ¿Y todo lo que hay en el medio?
Ustedes Hombres, nosotras Mujeres ¿Y todo lo que perdimos por discutir quien tiene la razón?
Ustedes caballeros, nosotras damas.
Ustedes Ballet, nosotros futbol ¡¿QUÉ?!
Ustedes machos, nosotras perras.
Ustedes hembras, nosotros bestias.
Ustedes princesas, nosotros Reyes
Ustedes principes, nosotras Reinas
Ustedes la peor basura del mundo, nosotros la peor escoria.
Ustedes nada, nosotros todo.
Ustedes básicos, nosotras superadas
Ustedes resentidas, nosotros resentidos. Todos resentidos.
Basta.
Ni nosotros ni ustedes. 


TODOS NOS TENEMOS QUE HACER CARGO.