Amo la soledad de una casa vacia
que recita momentos del pasado
como eco eterno y bondadoso
de felicidad cristalizada,
que resuena en armonía
cuando la noche es tristeza
cuando los días son melancolia
cuando las horas no viven...
Adoro caminar y bucear
sin destino aparente
entre el paisaje y las ideas,
bajo los encantos del misterio
de los lugares desconocidos,
de los pensamientos pohibidos...
del silencio solitario
y la sonrisa muda.
Sueño intensamente
con mi futuro,
sin poder recordarlo
al despertar.
Confundo lo que soy
con lo que nunca fui
y con lo que seré.
atorado en este presente
me siento algo diferente.
Voy hacia un punto exacto
de la incertidumbre
que solo reconoceré
cuando llegue allí.
Amo la sombra de un árbol
que sacrifica piadosamente
sus extremidades, sus frutos
permitiendome descansar
cerca de sus raices...
el calor de la vida
se apacigua en la quietud
de su claridad obscurecida
Añoro ciertos gestos
un abrazo imaginario
una mirada en el silencio,
soñar despierto...
No temo olvidar
ni dejar el pasado
pero a veces
soy más lo que fui
que lo que puedo ser...
Disfruto el aroma dulce
de la esperanza
esa fragancia innagotable
que emerge en los lugares
más inciertos,
más extraños.
Emanando vitalidad,
recuperando heridas
que no cesan de sangrar.
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