...Y una noche me tomé el colectivo que me habia tomado toda la vida pero no pude reconocer nada del paisaje. Los negocios no eran los mismos, las tiendas eran distintas. Parpadeos de incredulidad, extraña realidad. Incluso el recorrido parecia ir hacia otro lugar. Fascinado terror, me retenía atornillado al asiento, observando lo imposible. No solo el paisaje era distinto, cambiante... se volvia imposible al seguir el viaje. Nada reconocia, no era mi ciudad. ¿adonde iba? Quizas nunca supe tampoco de donde venía.
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