Lentamente te desplazas,
te alejas sin mirar
otra cosa que mi rostro
abatido, lleno de incredulidad
se aferran los dedos al aire,
las manos se separan
los hilos que las suspenden
se cortan y caen rendidas.
Se apaga la vida en un instante
vuela la mente divagante
pero sabes lo bien que me llevo
con el silencio reinante
un momento más
la vida es eso
que imaginás
y que un día ya no está.
una caricia perdida
entre los recuerdos
un secreto compartido
y un puñado de momentos
Se sostiene la vida
por pura esperanza
de descubrir si al final,
la pena valdrá.
Se ata a la ilusión
de recuperar esos ojos,
de encontrarnos
nuevamente.
Sobrevivimos con instinto
a la locura
a lo tachado de imposible
y avanzamos
en la bruma,
más allá de los vivos
nos reconocemos...
los dedos por fin se entrelazan...
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