El hombre se enfrenta a la adversidad en los lugares mas insospechados de su vida. De repente todo parece calmo, pleno y allí donde no se imagina todo cambia abruptamente retornándolo al caos. La explosión parece infinitamente expansiva y el big bang personal de nuestra existencia encuentra huecos para seguir creciendo. No podemos mas que reaccionar a su aparente aleatoriedad, sin siquiera ser capaces de adivinar si todo es parte de un plan o somos presos del azar. El hombre se enfrenta una y mil veces a su reflejo, siendo cada una de estas ocasiones una ardua lucha de juzgamiento personal, incapaz de declararse culpable o inocente finalmente. Se pasa la vida mientras, en cada acción, movimiento o reflexión que tenemos. Sin ir atrás, no siempre avanzamos pero el escenario cambia igualmente. El hombre sobrevive a su propia vida para morir. Dignamente o bajo la humillación de sus propias acciones, indiscutiblemente muere. Queda solo el consuelo de haber vivido bajo nuestros propios términos, con nuestras decisiones, las pocas que alcanzamos a tomar realmente.
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