Nada está determinado. Puede que
parezca que todo está establecido y realizado, que las reglas del
juego son y serán siempre las mismas, pero eso es apenas una
ilusión, una metaforica evaluación de criterio que el mundo ofrece
con cada nacimiento. Somos nosotros los que determinamos si aceptamos
las reglas del juego o no, solemos tardar una niñez, una
adolescencia e incluso una adultez y una vejez en notarlo. Son todos
los caminos igualmente distintos y similares, inevitablemente.
Desenlazan siempre de la misma y variada forma, pero el trayecto
parece ser de vital importancia en pos de la supervivencia. Las
reglas están, potenciamente, sublevadas a nuestra voluntad y a la
fuerza que seamos capaces de reunir para materializarlas. Los enlaces, vinculos y acciones que llevemos a cabo
son las herramientas que nos permiten crear lo que aguarda en nuestra
mente para ser liberado al mundo para poder modificarlo. Nuestro egocentrico
aporte, la entretención que llamamos vida y que le da un sentido de
significancia a todo lo que creemos ser y buscamos convertirnos. El planeta está lleno de los más diversos nutrientes fisicos y espirituales que nos permitiran lograr encontrarnos. Pero el viaje siempre será interno, el entendimiento del Universo está escondido en el rincón más profundo de nuestro ser. Solo debemos recordarlo, posando nuestros ojos en las palabras, las imagenes, los espectaculos que debemos contemplar para comprender.... debemos dejar que nuestros oidos capten los sonidos, la música de la naturaleza, la bendición de la comunicación, el bullicio que nos sobrepasa y el silencio absoluto, eterno respiro de la mente que nos deja oirnos en verdad. Desgustemos los sabores de la vida, dulces, amargos, agridulces combinaciones de vivencias, de dolencias y manjares emocionales, con aromas y conocimientos que nutrirán nuestro paladar de realidad y desatarán la curiosidad de los sentidos, como un niño corre y desconoce de prohibiciones para descubrir con sus manos como funcionan las cosas y el mundo entero, que es más grande que lo que puede imaginar, pero por apenas un poco. No perdamos la vitalidad de la inocencia, la infinita curiosidad infantil, el privilegio del descubrimiento, el éxtasis de la creación, la humildad del aprendizaje, las ganas del crecer y los sueños que nos permiten llegar hasta donde queremos. Esto recién empieza... que no te vendan el cuento. Nada está determinado.
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