La desesperación del hombre que se encuentra frente a su abismo personal.
El terror del silencio enfermo de indiferencia.
¿estará a la altura del soñador que cree ser?
El terror del silencio enfermo de indiferencia.
¿estará a la altura del soñador que cree ser?
¿O se conformará con lo que puede alcanzar?
El debate cotidiano no termina, se llena de dudas, de incógnitas que lo exigen, lo superan.
Convalece el soñador, sobrevive el hombre.
Relegado a la observación, sus pensamientos se disuelven como niebla.
El hombre repite, autómata de emociones, sus limitaciones.
Convalece el soñador, sobrevive el hombre.
Relegado a la observación, sus pensamientos se disuelven como niebla.
El hombre repite, autómata de emociones, sus limitaciones.
Desconociendo la inconformidad, continua "avanzando".
Pero nunca se aventura a saltar hacia el ilusorio vacío abismal.
Realmente no se mueve, volviendo una y otra vez, sobre sus pasos, hacia el abismo.
Y cuando finalmente la desesperación del soñador frustrado estalla, lo hará saltar sin pensar.
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